Un estudio clínico sobre la salud psíquica venezolana, a cargo de Rebeca Jiménez
La octava Feria del Libro de la Universidad Católica y su Editorial abediciones, presentan la obra de la médico psiquiatra, que abre con un sentido Prólogo a cargo de Francisco Suniaga y cierra con la Contratapa escrita por el maestro Rafael Cadenas, para sellar el primer ejercicio en su estilo sobre la hoja de ruta que marca el tránsito de nuevo umbral y psique nacional, nacido tras duras y trascendentes lecciones, ya más despojado de enfermedad y con otra salud llamada conciencia. Para el bautizo del libro, la intervención de la doctora estará acompañada por la mirada complementaria del psicólogo Ángel Oropeza y la moderación del periodista Ángel Zambrano Cobo.
Dibujar la psique del venezolano con óptica clínica durante este cuarto de siglo, circunscrita a una breve memoria histórica, es el objetivo principal de La distorsión del poder (2023), el segundo libro de Rebeca Jiménez, que permite ver cuáles fueron los vehículos que se enfilaron hacia la mente y el alma de la nación, describiendo cómos, porqués, cuáles y de dónde vinieron esas fuerzas que permearon y afectaron de forma inédita los inconscientes personal y colectivo de los venezolanos.
Luego de La Distorsión del Amor (2016), la psiquiatra de origen falconiano, con 40 años cumplidos de experiencia en consulta terapéutica, compendia el origen y composición del denso trayecto psicológico que ha enfrentado el país y que dejó a su paso el quebranto, tanto de sus defensas psíquicas, como de cualquier otra esfera de la salud colectiva.
Ante todo, psiquiatría
La revisión clínica del estado psíquico del ciudadano actual y su fondo herido en notoria metamorfosis, se observa a lo largo de los siete capítulos que conforman el libro para adoptar una postura más clara, como derivación de una conciencia conectada con la posibilidad de reinicios en ciernes. La obra detecta en el venezolano, tan internalizada como a la vista, una transformación de ese particular compuesto, en apariencia contradictorio, que lo sostiene; una suerte de amalgama reconvertida a partir de la herencia remota rebelde, la intuición y una insistencia en constante remodelación, a lo largo de una larga travesía donde se ha caído y levantado mil veces.
La narración, sencilla y abarcadora de la Distorsión del Poder, se mantiene en las aguas de la psiquiatría. Marca el norte de recursos claves en ideas de Carl Gustav Jung y otras fuentes de psicología moderna, seleccionando para el relato indagador de la psique nacional, flancos neurales, en especial, aquellos que padecen las sociedades en conflicto. Mitos, metáforas y arquetipos se mueven en entornos revueltos, para la clásica implantación del control social y sus trances cíclicos, repetitivos, con ingredientes psicológicos atizados que han inundado al planeta entero hasta el presente.
Huellas y rutas múltiples
Cada capítulo del libro cierra con la referencia a testimonios de pacientes cuyos casos guardan estrecha relación con cada tema abordado. Réplicas de la emergencia humanitaria compleja padecida, evidenciada en la mayor ola migratoria de la historia, incluyendo el insilio, otro recodo defensivo de algunos que aun cuando optaron por no marcharse, se ausentan.
En el análisis de la enfermedad histórica de su paciente trascendental, Venezuela, Jiménez fundamenta su diagnóstico en los métodos más integradores de la espiritualidad y lo cognitivo, con reinterpretaciones psiquiátricas del universo y el hombre, herramientas precisas que practican nuevas camadas de respetados especialistas como: David R. Hawkins, Víktor Frankl, Bert Hellinger y Martín Seligman.
A notables autores refiere también Jiménez, en calidad de relatores del sentimiento del país, su trasegar como pueblo. Creadores cuya obra nos atiende en este paso inefable, con su marco literario testimonial y de refugio, a la vez sustento de este proyecto de sanación nacional tan merecido. No se pueden mencionar completos, pero una muestra llevaría a Ana Teresa Torres, Magaly Villalobos, el padre Alejandro Moreno, José Luis Vethencourt, Axel Capriles, Rafael López-Pedraza y cantidad de pensadores locales e internacionales, junto a respetadas voces de la prensa que han defendido el derecho a la información, bajo las condiciones restrictivas que enfrenta el periodismo.
El libro busca estimular al venezolano a comprenderse por medio de la restitución de la psique, adquiridas ya duras lecciones y lograda la proeza de cuidar la vida sin rendirse. Por eso la autora nos ve más aptos desde la conciencia, para rectificar el rumbo individual y colectivo.
La búsqueda y la aspiración con final abierto de La Distorsión del Poder, es asomar la alternativa de despojarnos de los pesos deformantes y dejar espacio y energías para aprender a elegir con los ojos abiertos nuevas formas de vida, desde la fortaleza, el ejercicio de la libertad interna y la previsión de un futuro verosímil para una sociedad con derechos y deberes reales, capaz de garantizar la reparación y la no repetición.